miércoles, 2 de octubre de 2013

Un té en la playa con una paloma que me ha cagado recientemente.

Tan sencillo como el movimiento de las alas de una mariposa, y tan difícil como si la atravesaran con una barra de hierro oxidado. La mariposa no es más que un puto insecto con alas, aunque sea de colores y vuele como un pingüino. En su origen no fue más que un animal asqueroso, por lo que aunque nos engañe con su magia, sigue siendo una compresa con alas maloliente y llena de sangre. 

A veces la oculta, a veces la muestra.

Tanto demuestra que me demuestra tanto, que las muestras aunque sean abundantes son siempre escasas, y las mariposas sacan su veneno sangriento confudiéndonos con su olor anal-central hasta dejarnos al borde de la muerte cerebral.

A veces lo sabes, a veces lo besas.

Cuando no lo sabes es cuando más peligro corres, pues atacan por la retaguardia como búfalos en celo. Y con pequeñas agujas cual abejas, van pinchando lentamente tu cuerpo sin que lo notes hasta que han consumido toda tu sangre.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, el día del Encuentro.

Dios en su origen fue un insecto, por eso la mariposa está configurada a su imagen y semejanza, con pelo largo ondulado y blanco, gafas de sol de payaso, y cuando se cabrea destruye todo a su alrededor con su furia maligna sin importar cuanto se lleve por delante.

Tratritro, es el día del encuentro, y su Dios particular (antes respetado, ahora marginado) le ha dado la orden, y ella, mariposa al fin, sexual.

Procrea mariposa
Expresa a tu Mundo lo que quieres
Pero ten cuidado
Que con tu veneno igual hieres

El saber es de sabios
Y el desconocimiento de burros
Así que tápame los ojos
Y cierra el puto pico

Salmón 4.3.2, vehículo 1, de Sir. Mary.

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