viernes, 1 de abril de 2011

PhaloPhace


Desde que nació, Josué estuvo predestinado a ser una persona muy religiosa. Le llevaban a misa y hacia todos los deberes que le Dió dios el primer día de la guardería. Josué, a diferencia de los demás niños, podía andar y nadar desde los 6 meses, y al año ya era capaz de decir palabras como plato, puta, luna, pluto, plata, pato y pito. Eso creaba una gran confusión entre sus padres pues no consideraban correcto que este niño con tan maravillosas virtudes pronunciaara palabras como plato y plata. Como buenos religiosos veian con malos ojos que un bebé de 6 meses, que sería el futuro de la religión golïga, empezara a conocer lo que son las relaciones sexuales entre cosas de una misma raza. Por ese motivo y tal como dictaba la religión golïga, le cortaron la lengua, le cortaron el miembro viril, y los intercambiaron de sitio. Y siguiendo la tradición, cuando tuvo su primer hijo se convirtío en el líder religioso de su pueblo.